Queridos glotones,
Hoy os escribo para contaros mi experiencia en un sitio en el que estuve la semana pasada para celebrar mi cumpleaños. A pesar de las apariencias, lo cierto es que Green Tea, que así se llama este restaurante que se encuentra dentro del Hotel Palace, es un sitio más que recomendable para ir, y también por su relación calidad precio.
La comida es puramente asiática, con una carta amplia en la que se pueden degustar multitud de platos. En este caso, y dado que era la primera vez que íbamos, nos dejamos recomendar tanto por quien nos atendió como por un amigo, que nos invitó a que probáramos el pez mantequilla.
Así que, nos dejamos aconsejar, todo en platos para compartir:
Uno de los platos que probamos fue un tiradito de lubina, con una salsita de ají amarillo, muy ligero y acertado, como podéis ver en primer plano:
Después, seguimos con unos nigiris de pez mantequilla. Posiblemente una de las elecciones de la noche. Tenía razón mi amigo cuando decía que estaba bueno, aunque la verdad es que se quedó corto, bueno no, buenísimo.
Lo siguiente, unos makis, los hamachi makis, creo recordar que 8 piezas, con un sabor espectacular, en versión con arroz rodeando al alga, que esta vez iba por dentro. Estos eran de pez limón, y la verdad es que también muy dignos.
Y por último, antes de pasar a los postres, el plato recomendado, especialidad de la casa, bacalao negro marinado, con un toque dulce exquisito. Como curiosidad, os contaré que a pesar de llamarse así, no tiene parentesco con el bacalao y es un pez que vive en aguas mucho más profundas. De cualquier modo, y volviendo al plato en sí, que es el que veis debajo de estas líneas, os puedo decir que en mi modesta opinión fue el mejor plato de la noche, con mucha diferencia.
Y posteriormente, pasamos a los postres, pedimos dos, que son los que veis a continuación. Primero, un sable de pera, con un bizcochito de avellana que lo rodeaba. De sabor, muy bueno, pero quizá un poquito empalagoso, por seco.
Y también un souflé de mandarina, ojo, con helado de mandarina y muy rico. Más ligero que el anterior y para mi gusto mejor, quizá porque soy más fan de los sabores cítricos.
Todo ello, regado con un vinito, blanco, esta vez albariño, Pazo de Barrantes, suave y muy fácil de tomar, tanto que entre dos nos bebimos la botella entera sin ningún problema.
Aquí os dejo también un detalle del restaurante, para que veáis como es. Es un sitio pequeñito, con capacidad como para unas 20 personas. Digamos que es uno de esos rincones un poco escondidos, que da gusto descubrir.
Y de precio, pues muy bien, la verdad. Como podéis ver en la cuenta, aproximadamente 40 euros por barba, con descuento de ClubKviar.
En resumen, un sitio más que recomendable si os gustan los restaurantes orientales, muy agradable, con un servicio muy cuidado y en el que pasar un rato muy agradable, en compañía de tu pareja o amigos (no muchos, que no caben en el restaurante...). Si tengo que ponerle un pero a nuestra cena, diría que habría cambiado uno de los postres por otros makis, con más piezas, para llegar un poquito más lleno al final.
Aquí la ficha, he vuelto a esta costumbre que alguna vez tuve, porque creo que es muy visual y permite hacerse una idea rápida de cómo es un restaurante:
Eso es todo. Que ustedes lo disfruten!
Comentarios
Publicar un comentario