Queridos glotones,
Vuelvo a retomar el blog para recomendaros una de mis últimas visitas, esta vez lejos de Madrid, en mi segunda tierra, o primera, según como se mire. Hace unas noches estuve en el restaurante de Oviedo de, seguramente, uno de los cocineros más reconocidos de Asturias, Nacho Manzano.
A los otros restaurantes que tiene por la geografía astur, aunque el más conocido es, sin duda, Casa Marcial, en Arriondas, hay que sumarle el que tiene en la calle Cervantes de Oviedo, Gloria, dedicado a su abuela.
Se trata de un restaurante que, a mi juicio, trata de aunar lo tradicional de la gastronomía asturiana, con sus fabes, con sus cachopos o arroz con leche, con la cocina moderna, y más basada en tapas, para poder degustar una mayor variedad de platos y no "coger una fartura" - o empacho - como se dice en mi tierra.
Os cuento cómo fue la noche. Pedimos todo al centro, y esta vez elegimos, unas croquetas caseras de jamón:
Vuelvo a retomar el blog para recomendaros una de mis últimas visitas, esta vez lejos de Madrid, en mi segunda tierra, o primera, según como se mire. Hace unas noches estuve en el restaurante de Oviedo de, seguramente, uno de los cocineros más reconocidos de Asturias, Nacho Manzano.
A los otros restaurantes que tiene por la geografía astur, aunque el más conocido es, sin duda, Casa Marcial, en Arriondas, hay que sumarle el que tiene en la calle Cervantes de Oviedo, Gloria, dedicado a su abuela.
Se trata de un restaurante que, a mi juicio, trata de aunar lo tradicional de la gastronomía asturiana, con sus fabes, con sus cachopos o arroz con leche, con la cocina moderna, y más basada en tapas, para poder degustar una mayor variedad de platos y no "coger una fartura" - o empacho - como se dice en mi tierra.
Os cuento cómo fue la noche. Pedimos todo al centro, y esta vez elegimos, unas croquetas caseras de jamón:
... deliciosas, muy cremosas y con sabor a jamón. No sé si son las número 1, como dicen en su carta, pero puedo confirmar que estaban muy muy buenas. Mención especial al plato de Duralex, guiño a la cocina tradicional, que utilizaban nuestras abuelas o bisabuelas.
Como casi siempre, no podía faltar una ensaladita, en este caso de atún cabecero, enlatado de forma casera por el propio restaurante, sobre una cama de pimientos asados a la brasa, también muy buena.
Después, un toque novedoso, cebolletas tiernas en una especie de gabardina y acompañadas con una salsita de tomate muy ligera para acompañar, sin duda un acierto.
Este plato me recordó dos cosas muy distintas, la primera, que la cebolla en Asturias se utiliza como base de algunos platos típicos, como son las cebollas rellenas tan típicas de la cuenca minera, y segundo, a la salsa "romescu" que acompaña a los calçots.
Luego, pedimos una carne, en este caso presa ibérica a la brasa, crujiente por fuera y tiernísima por dentro, todo un acierto, acompañada de un mojo picón y berenjenas asadas (disculpad que no os ponga una foto, pero esta vez estuvieron más rápidos mis dientes que mis dedos...)
Y por último, el postre, un bizcocho de cacao con crema de chocolate blanco helado de maracuyá. En mi humilde opinión, aunque las 3 cosas estaban muy buenas por separado, quizá la mezcla de las 3 no fue lo esperado.
Todo ello, esta vez regado con cerveza.
En conclusión, un sitio al que merece la pena ir, y seguramente repetir para probar otros platos como el cachopo, los fritos de merluza, etc., porque si no lo entendí mal, la carta va variando, así que puede que cada vez sea una experiencia muy distinta.
Por ponerle un pero, la luz quizá un poco tenue y el servicio un poco lento, aunque solo a la hora de cobrar, que no de servir los platos.
Y como podéis ver, con un precio bastante razonable.
Que ustedes lo disfruten!
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